Sumar es el mismo comunismo de siempre con distinto collar
La nueva formación de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se presenta en sociedad bajo el sugerente nombre de «Sumar», un ambicioso proyecto con el que pretende aglutinar a la izquierda del PSOE. Yolanda Díaz se erige en el nuevo rostro renovador del progresismo, pero sus compañeros de viaje en esta nueva singladura no responden, precisamente, al patrón de lo que cualquiera entiende por regeneración.
Y es que el principal apoyo con el que cuenta la vicepresidenta segunda es el PCE, que en un comunicado ha anunciado la modificación de su XXI Congreso «para que el partido pueda tener una amplia participación en el acto de inicio del proceso de escucha lanzado por Yolanda Díaz», también militante comunista. Nada que objetar a que Yolanda Díaz lance «Sumar», pero mucho que decir de un proyecto que pretende convertirse en la quintaesencia de la nueva izquierda cuando la izquierda que abandera el proyecto es el comunismo de siempre, con un pequeño barniz contemporáneo para disimular el rostro.
Los comunistas consagrarán que su hoja de ruta pasa por conjurarse con Yolanda Díaz, que quiere alejarse de los partidos políticos clásicos cuya imagen está muy desgastada. Caramba con Yolanda: si hay un partido clásico más propio del pleistoceno político que de una formación de vanguardia es el PCE. Díaz está conversando con «todas y cada una» de las formaciones políticas a la izquierda del PSOE. No es que sean un caladero de modernidad, precisamente, sino una mezcla de populismo reaccionario y ultraizquierda con ínfulas de aire nuevo. Que Yolanda Díaz se lance a la carrera electoral es muy legítimo, pero que no nos vendan gato por liebre. Son la vieja izquierda de siempre, comunistas vestidos de marca y perfumes caros que quieren seguir pisando la moqueta del poder. El PCE se suma al carro de Yolanda y uno se pregunta si con esas siglas es posible presentarse en sociedad presumiendo de progreso.
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